INTRODUCCIÓN
La inflamación es una respuesta característica de la inmunidad innata, desencadenada por
una lesión tisular (debida a
bacterias, traumatismos, sustancias químicas o calor entre otros). El
desencadenamiento de este proceso busca luchar
contra la infección de un tejido dañado, dirigiendo los elementos que
conforman al sistema inmune a la zona de la infección o lesión. Para ello libera múltiples sustancias que
provocan cambios secundarios notables en
los tejidos vecinos:
-Aumento
de la vasodilatación.
-Aumento
de la permeabilidad.
-Coagulación del líquido extracelular.
-Atracción por quimiotaxis de células
inmunitarias y mediadores químicos.
-Hinchazón de las células del tejido.
Una vez la infección esté controlada, promoverá la reparación tisular,
finalidad última de la inflamación (función
no inmunológica).
PROCESO INFLAMATORIO
La manifestación
clínica de estos procesos que tienen lugar, caracterizan a la inflamación
por sus cinco signos cardinales clásicos:
·
El enrojecimiento de la zona afectada,
debido a la dilatación de los capilares
locales.
·
Calor debido al incremento del flujo sanguíneo
resultante de la dilatación vascular y la liberación de mediadores químicos.
·
Hinchazón,
por la acumulación de fluido edematoso
en el espacio extravascular
·
Dolor, debido a
la constricción y distorsión de los
tejidos dañados inducida por el edema y algunos de los mediadores químicos
de la inflamación aguda como la bradiquinina, las prostaglandinas y la
serotonina.
·
La pérdida de función debida a la inhibición consciente o refleja provocada
por el dolor, o la inmovilización
física de los tejidos debida a la hinchazón.
Efecto tabicador de la inflamación: se busca aislar la zona lesionada del resto de
tejidos. Ello se consigue bloqueando
los espacios tisulares y linfáticos de la zona inflamada con coágulos de fibrinógeno, con lo que se
consigue que apenas fluya líquido a través de los espacios. Así, el organismo
busca ralentizar la diseminación de
los agentes externos dañinos (bacterias y productos tóxicos).
Los macrófagos
presentes en el tejido inflamado, a los pocos minutos de su comienzo son activadas por los productos de la infección
y la inflamación, los cuales producen en ellos un aumento rápido de su
tamaño, y su movilidad, y empiezan a llevar a cabo sus funciones fagocíticas. El número de macrófagos movilizados no suele
ser grande, pero es eficaz durante la primera hora o más de la infección.
Invasión por neutrófilos. En esta fase
temprana, productos procedentes de los
tejidos inflamados alteran la
superficie del endotelio capilar, produciendo vasodilatación y aumentando
su permeabilidad, con lo que se forma el exudado
o edema inflamatorio, formado por fluido
plasmático y elementos de la sangre. Esta pérdida de fluidos produce un incremento en la viscosidad interior del
capilar, que ralentiza su flujo sanguíneo. Ello favorece la adhesión de los
leucocitos al endotelio vascular (marginación),
y ello sumado a la acción de los mediadores, que aflojan las uniones
intercelulares endoteliales de capilares y vénulas, permite el paso de los
neutrófilos mediante diapédesis. Una vez han atravesado las paredes capilares (extravasación), los neutrófilos acuden
por quimiotaxis a los tejidos
lesionados, donde interactúan con mediadores que activan varias de sus
funciones biológicas (motilidad direccional, adhesión a microorganismos,
fagocitosis) y comienzan sus funciones de eliminación de bacterias y materiales
extraños.
A esto se suma la neutrofilia,
un aumento de 4 a 5 veces en el recuento
de neutrófilos, provocada por los productos
de la inflamación que a través del torrente sanguíneo, actúan sobre los
neutrófilos almacenados en la médula
ósea y los movilizan hacia la sangre circulante.
QUIMIOTAXIS
Se define como la migración
bidireccional de células a través de una gradiente de concentración de una molécula quimiotáctica hacia un sitio de inflamación o reacción inmunitaria. Algunos mediadores
como puede ser la histamina,
favorecen la movilidad global de las células.
Segunda invasión de macrófagos. Los monocitos procedentes de la sangre
entran junto a los neutrófilos en el tejido inflamado, y aumentan de tamaño
hasta convertirse en macrófagos. Sin
embargo, el número de monocitos en
la sangre circulante y de reserva en la médula ósea es bajo. Además, necesitan 8
horas o más para desarrollar la
misma capacidad que los macrófagos tisulares para la fagocitosis. Es por
ello que los macrófagos no serán las células fagocitarias dominantes en el
tejido inflamado hasta varios días después, o incluso semanas.
-Mayor producción de granulocitos y monocitos en la
médula ósea. Se da una estimulación de las células precursoras de granulocitos y monocitos en
la médula, aunque tienen que transcurrir 3 o 4 días hasta que éstos puedan abandonar la médula ósea y entrar
en el torrente sanguíneo. La producción de estas células continuará mientras se
mantenga el estímulo proveniente del
tejido inflamado.
En las fases
avanzadas de la inflamación, la dilatación
de los canales linfáticos permite una mayor evacuación del fluido edematoso del exudado. Este drenaje, limita la extensión del fluido edematoso
en los tejidos y favorece el transporte
de complejos inmunes y material antigénico hacia los ganglios linfáticos
locales, donde se inician los procesos de desarrollo de la respuesta inmune
específica.
REGULACIÓN DE LA INFLAMACIÓN:
Hay más de dos
docenas de factores implicados en el control
de la respuesta del macrófago a la inflamación, pero se han destacado cinco de ellos por desempeñar funciones
dominantes.
·
TNF (factor de
necrosis tumoral)
·
IL-1
(Interleucina 1)
·
GM-CSF (factor
estimulador de colonias de granulocitos-monocitos)
·
G-CSF (factor
estimulador de colonias de granulocitos).
·
M-CSF (factor
estimulador de colonias de monocitos).
Estos factores los
producen los macrófagos activados en los tejidos inflamados, y en menores cantidades las células tisulares
inflamadas.
En el control y
regulación del proceso inflamatorio intervienen de forma activa diferentes sistemas:
·
ž A nivel
endocrino: a través del eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, la hormona
córticotropa (CRH) actúa como
hormona proinflamatoria. A su vez la
histamina, IL-1 e IL-6 secretadas en
la reacción inflamatoria regulan según
necesidad la secreción de CRH, actuando a nivel de hipotálamo.
En
el mismo eje, las glándulas suprarrenales ejercen un control inhibidor
de la inflamación secretando cortisol,
con efecto antiinflamatorio.
·
ž A nivel
neural, el sistema autónomo
parasimpático también ejerce una función de regulación de la inflamación.
En el nervio vago, uno de sus
principales neurotransmisores (acetilcolina)
actúa con efecto antiinflamatorio,
atenuando la producción de TNF, IL-1B, IL-6 e IL-8 por parte de los macrófagos
según las informaciones de las terminaciones
aferentes del vago.
El estrés psicológico tiene
en los sistemas endocrino y neural, un efecto relevante aumentando la secreción de CRH y menguando la secreción de acetilcolina. Resultados
proinflamatorios.
·
ž A nivel
inmunológico, macrófagos,
mastocitos y neutrófilos ejercen un control total de la respuesta
inflamatoria a través de sus receptores
y secreciones. Los macrófagos interaccionarán con los sistemas inmune,
nervioso y endocrino mediante las citocinas para regular el proceso
inflamatorio.
SISTEMA DEL COMPLEMENTO
El Complemento es un término que describe un sistema
de unas 20 proteínas. Las principales moléculas que integran este sistema son
once proteínas. Nueve de ellas conocidas como componentes y van de C1 a
C9. Las otras dos son conocidas como
factores y son los factores B y D.
La activación
del sistema complemento promueve fundamentalmente la inflamación, la fagocitosis
y la lisis celular. Respecto a los efectos
inflamatorios los productos del
complemento contribuyen a la inflamación local y provocan que:
-El flujo sanguíneo ya aumentado se incremente más.
-aumente la fuga capilar de proteínas.
-las proteínas del líquido intersticial se coagulen en los espacios
tisulares, lo que conlleva a impedir
el movimiento del microorganismo invasor a través de los tejidos.
Actualmente se conocen tres vías para la activación del complemento. Nosotros os vamos a
hablar de la vía principal para
la activación de los precursores enzimáticos que están inactivos.
La vía clásica:
Cuando un anticuerpo se une a un
antígeno, una zona reactiva
específica queda “activada” y se une
a la molécula C1 del sistema complemento. Ésto establece una secuencia de reacciones, que comienzan
con la activación de la proenzima C1.
Las enzimas C1 que se forman activan
grandes cantidades de enzimas (amplificación
de la respuesta), con lo que se forman múltiples
productos finales en las últimas fases de este sistema. Varios de ellos
causan importantes efectos que
ayudan a evitar lesiones de tejidos
tisulares provocadas por las toxinas invasoras o microorganismos.
INFLAMACIÓN FASE AGUDA Y CRONICA
Estadios tempranos de la inflamación aguda
La inflamación
aguda consta de dos fases interrelacionadas: (1) una fase vascular aguda, en la que los vasos sanguíneos próximos al sitio de la lesión se dilatan,
incrementan su flujo y se permeabilizan, dando lugar a la acumulación de
fluidos y células en el sitio de la lesión (exudado inflamatorio) y (2) una fase celular aguda, en la que se produce una activación de células sanguíneas especializadas que altera sus
propiedades de adhesión, motilidad y migración quimiotáctica hacia los tejidos dañados, así como su capacidad fagocítica.
La inflamación crónica
Es una respuesta
inflamatoria de duración relativamente prolongada en el tiempo (semanas,
meses e incluso indefinidamente) provocada
por la persistencia del estímulo inflamatorio.
La inflamación crónica puede surgir como una progresión de una reacción inflamatoria aguda,
tras episodios agudos repetidos y mal resueltos. Puede originarse también por organismos infecciosos capaces de eludir o resistir la fagocitosis
sobreviviendo intracelularmente o en regiones dañadas y mal drenadas como
los abscesos. La necrosis causada por el
agente patógeno y los desechos resultantes del aclaramiento de residuos
celulares y tisulares, también pueden por si mismos estimular la respuesta
inflamatoria.
El estado de cronicidad inflamatoria se establece a
partir de un punto en el que las características
citológicas, histológicas, clínicas y sintomatológicas difieren de las de una
inflamación aguda.
La inflamación crónica se caracteriza por la ausencia
o la modificación de algunos de los signos cardinales: el calor y el enrojecimiento son menores y el dolor menos intenso. La funcionalidad
puede restaurarse total o parcialmente y la hinchazón, aunque a menudo presente, difiere en su origen y se debe fundamentalmente a la infiltración
celular (macrófagos, linfocitos, células plasmáticas y fibroblastos) y la
deposición tisular.
La acumulación
de macrófagos y linfocitos en las áreas de inflamación crónica, es debida a
su reclutamiento continuo desde la
circulación, a la prolongada
supervivencia e inmovilización en el área inflamada y a la proliferación local, tanto en el sitio
de la inflamación como en los nódulos linfáticos locales.
CÉLULAS CEBADAS Y MEDIADORES
Las células cebadas son una serie de células madre con una importante
función en cuanto a la inmunidad no específica, que se derivan de precursores en la médula ósea roja y que se encargan de
la mediación de los procesos
inflamatorios al liberar al medio aminas vasoactivas.
Se caracterizan especialmente por la presencia de gránulos en su citoplasma, los cuales
contienen distintas sustancias denominados mediadores primarios o
preformados. Entre
ellos encontramos heparina, histamina, proteasas neutras, arilsulfatasa, EFC
y NCF.
Además a partir
de los precursores del ácido
araquidónico de la membrana son capaces de sintetizar otras sustancias
denominadas mediadores secundarios o recién sintetizados entre los
cuales encontramos los leucotrienos (C4, D4, y E4), tromboxanos (A2 y B2) y
prostaglandinas.
También se sintetizan otros mediadores secundarios que no se derivan del ácido araquidónico: PAF,
bradicininas, interleucinas (IL-4, IL-5 e IL-6) y TNF-α
Al respecto de los mediadores
derivados del ácido araquidónico, los antiinflamatorios
son medicamentos usados para prevenir o
disminuir la inflamación de los tejidos que actúan principalmente sobre éstos mediadores.
Hay dos grandes
grupos de fármacos antiinflamatorios: esteroideos y no esteroideos (AINE).
ANTIINFLAMATORIOS ESTEROIDEOS (CORTICOSTEROIDES): corticoides
semisintéticos ánalogos estructuralmente a los
naturales (como el cortisol, que como dijimos tiene acción antiinflamatoria).
Inhiben la vasodilatación, incremento de
permeabilidad vascular, exudación
y proliferación celular que aparecen
en los procesos inflamatorios.
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS (AINE): Son un grupo variado de fármacos que, en su mayoría,
ejercen su acción antiinflamatoria mediante la inhibición de la enzima ciclooxigenasa-2 , muy habitual en focos inflamatorios (como el
celecoxib), aunque también los hay que actúan sobre la COX-1, la cual aparece en la membrana
sinovial de articulaciones inflamadas.
El antiinflamatorio
no esteroideo más común es el ácido acetil-salicílico (aspirina), aunque también se incluyen otros medicamentos como el paracetamol en este grupo.
De vuelta a los mediadores: la liberación de los mediadores primarios y la
estimulación de la producción de los secundarios inician la reacción inflamatoria. A continuación vamos a describir,
de acuerdo con la liberación de mediadores, la secuencia de sucesos en la reacción inflamatoria:
1. La liberación de la histamina favorece la vasodilatación
de modo que se incrementa la permeabilidad
de los vasos contiguos. Este mismo efecto es apoyado por los Leucotrienos
C4, D4, B4 y E4, la Bradicinina y por el Factor Activador de Plaquetas.
También se produce broncoespasmo y se aumenta la producción mucosa a nivel de las vías respiratorias siendo
apoyado el proceso por la Prostaglandina D2.
2. Los componentes
del complemento se escapan de los vasos y las proteasas neutras los segmentan para dar lugar a nuevos agentes de inflamación.
3. El Factor
Quimiotáctico de eosinófilos (EFC) atrae
a los nuevos agentes de inflamación creados a partir del complemento.
4. El Factor Quimiotáctico de Neutrófilos
(NCF) se encarga de atraer a los
neutrófilos al
sitio de la inflamación para la fagocitación y destrucción de los posibles
microorganismos existentes.
sitio de la inflamación para la fagocitación y destrucción de los posibles
microorganismos existentes.
5. La Bradicinina
también da lugar a la sensación de dolor
debido a la hipersensibilización de los nociceptores.
Hay una serie de mediadores que forman parte de la
función no inmunológica de la respuesta inflamatoria:
· Serotonina: Liberada por plaquetas, al igual que el Tromboxano A2. Ambos orientados a una
posterior reparación tisular
· Factor Activador de Plaquetas:
Liberado por basófilos, neutrófilos y macrófagos. Refuerza la acción de la serotonina, libera más mediadores
plaquetarios y activa a los neutrófilos.
· Productos de degradación de la Fibrina:
Su presencia estimula la quimiotaxis de
neutrófilos y macrófagos.
Formación de pus
Si la necrosis celular es abundante, o la infección es grande pueden formarse abscesos y supuración. Cuando los neutrófilos y los macrófagos engullen un gran número de bacterias y tejido necrótico, la gran mayoría muere. En pocos días se forma una cavidad (absceso) en los tejidos inflamados que contiene tejido necrótico, neutrófilos y macrófagos muertos y líquido tisular, denominándose a este conjunto pus. La formación de pus se observa en la mayoría de los procesos inflamatorios y habitualmente continúa hasta que la infección remite.
En ocasiones, el pus
alcanza la superficie corporal o drena
en alguna cavidad interna y se disemina.
En otras ocasiones persiste aún después de la
finalización del proceso infeccioso. En estos casos, la secreción purulenta
se elimina de forma gradual, al ser absorbidos por los tejidos vecinos y la
linfa hasta que la mayor parte de los signos de lesión tisular desaparecen.
En cuanto a los granulomas, estos
aparecen en casos de inflamación crónica.
Es un intento de la célula de aislar un
cuerpo extraño que no puede ser fagocitado. Normalmente se produce una
fuerte activación de linfocitos T, la cual activa intensamente a los
macrófagos. Estos macrófagos se transforman en células pseudoepiteliales que recubren al agente patógeno, que se
encuentra en el centro; y alrededor de estas células pseudoepiteliales a su vez
se encuentran leucocitos mononucleares
(linfocitos y plasmocitos) y fibroblastos.
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